Rubén Bustamante es un referente en materia tributaria para hombres de negocios, inversionistas extranjeros y empresas multinacionales. Mucho tiempo, esfuerzo y sacrificio le ha costado hacerse este buen nombre y ganarse el respeto de la clase empresarial panameña. Mientras que nuestro país se enfrentaba a una difícil crisis económica, Rubén Bustamante, un humilde colonense, excelente estudiante proveniente de una familia honrada y trabajadora, conformada por 11 hermanos, se esforzaba por concretar su sueño de crear su propia compañía
Desde muy pequeña Orit tuvo amor por los libros, y es que creció en medio de ellos, en cada rincón de la casa de sus padres había uno. Es la mayor de tres hermanas, madre de cinco hijos y abuela de seis nietos a quienes sin lugar a duda les ha compartido este legado intelectual. Cuando se convirtió en madre, uno de sus mayores deseos era que sus hijos recibieran una excelente educación, y crecieran en un ambiente de cultura, pero en esa época la lectura no era parte de nuestras costumbres. Ante este panorama y dejándose llevar por su pasión literaria y por su interés de aportar un valioso grano de arena para hacer un cambio en la cultura panameña, Orit muy motivada, pensó en la fórmula de cómo educar y formar un público lector, desde los adultos, hasta los jóvenes e infantes, su gran pasión y amor por la lectura le brindó la oportunidad de fundar una de las librerías más reconocida y concurrida de nuestro país: El Hombre de la Mancha.
Empresario exitoso del sector de bienes raíces. Creativo, apasionado, emprendedor innato y con visión de futuro son palabras que describen a Víctor Shahani, fundador del emporio empresarial que lleva el nombre de Grupo Shahani.
Alejandro Blanco llegó a Panamá hace 50 años. Paredes, Galicia, en España, lo vio crecer hasta el inicio de su segunda década. Como hijo adoptivo de nuestro país, se encontró con buenas oportunidades, pero también con situaciones fortuitas y difíciles retos, que, sin embargo, no impidieron que siguiera apostando su futuro por nuestra tierra. Aunque su educación fue muy corta, su espíritu de hombre emprendedor lo convirtió en lo que es hoy día: un empresario exitoso y de larga trayectoria, siendo el mercado del mueble su punta de lanza dentro de sus diversos negocios
Felipe Ariel Rodríguez tenía 10 años cuando su progenitor Felipe Rodríguez abrió su empresa de repuestos de automóviles en Chiriquí. Allí en la sala de la casa de su abuela, su padre vendía repuestos de autos los 365 días del año y trabajaba de 12 a 14 horas diarias en su negocio que bautizó como “Autorrepuestos Felipe Rodríguez”. Como si fuera ayer, Felipe Ariel recuerda a su padre aun trabajando a la hora que él se iba a dormir, y que cuando se despertaba a las 6:30 de la mañana, su padre ya estaba en la faena.